En esta época del año en la que las temperaturas bajan y el mal tiempo es el protagonista es totalmente natural que pillemos un catarro, resfriado, gripe… Por ello, os hablaremos de los remedios contra la gripe que empleaban nuestros abuelos en Cantabria y probablemente en muchos más lugares de España.
Como remedio para la gripe no puede faltar el vasito de leche caliente con miel que hace auténticas maravillas si tienes molestias de garganta o tos seca. Además, las infusiones y los caldos son buenos aliados. Nuestros antecesores tomaban en estas ocasiones infusiones hechas con malva, que contiene una gran cantidad de vitaminas, u orégano, que es analgésico y un antiviral.
Las gárgaras eran las mejores aliadas para las anginas. La abuela de la Lumia aprovechaba sus paseos por la naturaleza para recoger llantén y emplearlo para diversos usos terapéuticos. En este caso, el llantén era mezclado con miel y agua hervida y la persona enferma procedía a hacer gárgaras con ello. También se empleaban otras técnicas externas como mojar una rebanada de pan en vinagre y colocarla en el cuello.
Para afecciones bronquiales los remedios más empleados eran las untas de yodo directamente en el pecho y conforme la dolencia iba remitiendo, se implementaban las tomas de infusiones de orégano. Por supuesto, no podía faltar el remedio de las ventosas en estos casos. En el interior de unos vasos algodón con un poco de alcohol y se prendía fuego. A continuación los vasos se colocaban en el pecho. Esta práctica se tenía que realizar una vez al día durante varias jornadas consecutivas.
Como hemos mencionado previamente, ingerir miel con leche caliente es un buen remedio para mitigar las dolencias de la garganta pero también se puede consumir solamente miel y que vaya bajando lentamente por esta. Otra forma que tenían antaño era frotarse la garganta con sal gorda y hacer gárgaras con agua y sal. En la actualidad la Lumia sigue empleando estos métodos al igual que hacer gárgaras con agua y bicarbonato sódico.
Todos estos remedios son una mera recopilación de todas las alternativas que se disponían en los pueblos para mitigar y curar algunas enfermedades comunes. El fin de esta publicación es la divulgación de estos métodos como complementos de las medicinas actuales, que conectemos de nuevo con nuestros orígenes y que apreciemos los recursos que la naturaleza nos ofrece.
Muchos de estos remedios fueron enseñados de generación en generación, como fue el caso de nuestra Lumia y su abuela. Otros, han sido fruto del arduo trabajo de investigación de personas apasionadas de la tierruca. En este caso, citamos a Francisco Renedo Carrandi y a su obra Brujería y Superstición en Cantabria.